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Algunos textos para reflexionar.

En esta sección traeré textos que aunque no son estrictamente de yoga, tienen relación en cuanto a su contenido. Bien sea por enseñanzas o conexiones que se pueden crear.

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A continuación les compartiré el texto "Carta a George B. Moore en defensa del anonimato – José Emilio Pacheco". 

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La conexión que realizo con este texto, es la invitación a olvidarse del yo en busca de reconocimiento excesivo, de nombre para aumentar el ego. En la práctica de yoga una de las cosas más bellas es desprenderse de la ilusión de que lo que más importante es llegar a algún sitio. Aunque sí hay metas para el humano y su relación con el universo, no está enfocado en el resultado sino en el proceso, en accionar desde las enseñanzas y saber que la relación con la comunidad es muy importante.

Claro que en este texto se habla de la literatura, pero al fin y al cabo, el conocimiento es historia, la cual tiene relación con el todo. 

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De: “Los trabajos del mar” (1983)

 

No sé por qué escribimos, querido George.
Y a veces me pregunto por qué más tarde
publicamos lo escrito. Es decir, lanzamos
una botella al mar, harto y repleto
de basura y botellas con mensajes.
Nunca sabremos
a quién ni adónde la llevarán las mareas.
Lo más probable es que sucumba en la tempestad y el abismo.

Sin embargo, no es tan inútil esta mueca de náufrago.
Porque un domingo
usted me llama de Estes Park, Colorado,
me dice que ha leído cuanto está en la botella
(a través de los mares: nuestras dos lenguas)
y quiere hacerme una entrevista.
Después recibo un telegrama inmenso
(lo que se habrá gastado usted al enviarlo).
En vez de responderle o dejarlo en silencio
se me ocurrieron estos versos. No es un poema,
no aspira al privilegio de la poesía
(no es voluntaria).
Y voy a usar, así lo hacían los antiguos,
el verso como instrumento de todo aquello
(relato, carta, drama, historia, manual agrícola)
que hoy decimos en prosa.

Para empezar a no responderle,
no tengo nada que añadir a lo que está en mis poemas,
dejo a otros el comentario, no me preocupa
(si alguno tengo) mi lugar en la historia.
(Tarde o temprano a todos nos espera el naufragio.)
Escribo y eso es todo. Escribo: doy la mitad del poema.
Poesía no es signos negros en la página blanca.
Llamo poesía a ese lugar del encuentro
con la experiencia ajena. El lector, la lectora
harán o no el poema que tan sólo he esbozado.

No leemos a otros: nos leemos en ellos.
Me parece un milagro
que algún desconocido pueda verse en mi espejo.
Si hay un mérito en esto –dijo Pessoa—
corresponde a los versos, no al autor de los versos.
Si de casualidad es un gran poeta
dejará cuatro o cinco poemas válidos,
rodeados de fracasos y borradores.
Sus opiniones personales son de verdad muy poco interesantes.

Extraño el mundo el nuestro: cada día
le interesan cada vez más los poetas;
la poesía cada vez menos.
El poeta dejó de ser la voz de la tribu,
aquel que habla por quienes no hablan.
Se ha vuelto más otro entertainer.
Sus borracheras, sus fornicaciones, su historia clínica,
sus alianzas o pleitos con los demás payasos del circo,
tiene asegurado el amplio público
a quien ya no hace falta leer poemas.

Sigo pensando
que es otra cosa la poesía:
una forma de amor que sólo existe en silencio,
en un pacto secreto entre dos personas,
de dos desconocidos casi siempre.
acaso leyó usted que Juan Ramón Jiménez
pensó hace mucho tiempo en editar una revista.
Iba a llamarse “Anonimato”.
Publicaría no firmas sino poemas;
se haría con poemas, no con poetas.
Y yo quisiera como el maestro español
que la poesía fuese anónima ya que es colectiva
(a eso tienden mis versos y mis versiones).
Posiblemente usted me dará la razón.
Usted que me ha leído y no me conoce.
No nos veremos nunca pero somos amigos.
Si le gustaron mis versos
qué más da que sean míos/ de otros/ de nadie.
En realidad los poemas que leyó son de usted:
Usted, su autor, que los inventa al leerlos.

Uno de los oralitores más reconocidos es Hugo Jamioy, un escritor del pueblo Camenstá el cual busca su identidad indígena por medio de todas las formas posibles de escritura, respetando la tradición oral (sin ser esto su género) y uniendo lazos con el castellano y su lengua. 

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¿Qué conexión encuentro?

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Hugo Jamioy busca por medio de la palabra sensibilizar al pueblo latinoamericano con su historia, común y atravesada por una colonización, la cual fue una invasión. 

Sin embargo no busca fomentar la brecha entre unos y otras sino encontrar un diálogo honesto y amoroso, desde la palabra pues desde ahí nos entendemos. 

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Por esto un término muy poderoso de ellos es "Jajuayenán". 

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SEMBRAR LA PALABRA EN EL CORAZÓN

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También les comparto uno de sus poemas más bellos.

No somos gente

 

No somos gente de mundo ajeno
con anhelo de seguir viviendo;
no somos gente de territorio
de quienes mañana se escuche hablar
que nosotros fuimos.
No somos pueblo venido de otros lugares,
nuestras raíces son de aquí.
Somos árbol-hombre, somos gente, somos pueblo,
nacidos del fondo de la tierra,
árboles caminando por el lugar
heredado de nuestros taitas,
gente cuidando la armonía y equilibrio natural,
pueblo construyendo la casa
para que nuestros hijos
vivan felices y de manera natural.

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¡Permíteme saber tus opiniones!

Gracias

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