SATYA, LA NO MENTIRA
- Natalia Jassaii Gutierrez Triana
- 21 feb 2021
- 2 Min. de lectura
Esta semana investigamos el yama de Satya, el cual habla acerca de la no mentira y la verdad entre las acciones y la palabra, por esta razón, tiene una estrecha relación de inclusión e igualdad con Ahimsa, la no violencia.
En el mundo actual, no solemos alejarnos de las pequeñas mentiras, por el contrario, las hemos aceptado como parte de la comunicación. No estrictamente con una intención malintencionada, sino porque al decir la verdad, nos encontramos vulnerables y abiertos. Por ejemplo, en un encuentro fugaz, nos preguntan, ¿cómo estás? no sentimos que sea el momento de decir “estoy terriblemente angustiado por mi familia” o "estoy muy mal", si la otra persona desea simplemente preguntarnos eso como una forma de saludo.
Por esta razón Satya no va solamente de preferir el silencio para evitar la mentir, sino de ser coherente entre la palabra y la acción. Es optar por ser humilde en las palabras e irnos por otro camino. Evitar mentir, parece fácil en nuestros acontecimientos y acciones más grandes, pero es en el segundo a segundo que podemos observar y permitir el cambio.
Su relación con ahimsa es directa por la profundidad en su significado: amar en acción es hablar con la verdad, accionar con la honestidad, y procurando el bienestar del otrx. Sabemos que no todo lo que se ve y se considera verídico es algo que se tenga que decir, pues podemos herir a los demás. Por eso el amor y respeto es tan importante.
Satya no es acerca de decir lo que te parezca tu verdad sin considerar la realidad particular de los demás. Por ejemplo, en un país tercermundista no podemos exigirle a todas las personas que tengan la misma capacidad adquisitiva del conocimiento, por lo que sí alguien actúa desde un lado ignorante, no se trata de juzgarlo, sino de entender, comprender y continuar.
Discernir entre la vida individualista y lo colectivo. La realidad no es una, como no hay un mundo que abarque en definición la vida de cada persona, ni las épocas.
En la práctica diaria, pude comprender no solo la transformación que se genera de un inicio al final, sino mi percepción de esa realidad, pues también cambia. Por consiguiente, mi verdad.
Lo más curioso fue notar las mentiras que digo basándome en las mentiras que he creado, o que he creído. “Mi lado izquierdo del cuerpo siempre es el más torpe”, “seguro sí hago esta asana una vez más, sentiré más dolor” “wow, ya sé sobre que va este yama, Satya”.
Cada engaño parte del ego, del matrimonio que hicimos con una autoimagen construida a lo largo del tiempo.
Es bueno vernos como una ventana por la que llueve, florece el sol, y cada sensación. Donde cada día variamos y aceptarlo es ser honestos y amorosos.
¡Pero queridos lectores y lectoras, observarlo es muy poderoso!
(En el apartado de yoga, sentimientos; podrán ver algunas posturas para aceptar y transitar el sentimiento, y ser honestos con nosotros).
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